Mijaíl Lariónov, Desnudo azul, 1908. |
La humedad del cielo caía sobre el asfalto impregnando de frío todo lo que tocaba a su caída. Nela en su escalofrío, cambió el ritmo de sus pasos, su mente también dejó el pensamiento y entró en busca de algo. Allí, en la nueva galería encontró calor. Tensionada por la cercanía del resto de asistentes, con atención observó, antes a los que allí estaban, que a las obras. Poco a poco, sin conciencia de ello, relajó su tipo y se dejó arrastrar por la calidez de los lienzos. La magia del artista llenaba con colmo los lienzos de vida, aproximándose a la realidad del color.
El corazón acelerado, embotaba el cerebro y se perdía dando ordenes a los sentidos, no guardaba rigor su mirada, a la izquierda, otra vez a la izquierda, al frente, vuelta sobre si misma, giro de nuevo, era mucho lo que llamaba su atención.
A Nela la alcanzó la lucidez y pensó en la lluvia de pinceladas que dibujaban el movimiento del pincel, mantiene el ritmo y la dirección encadena colores unos a otros transformándolos en formas vivas.
Gauguin, libera la pintura de cualquier forma académica, otra forma de sentimentalismo, perdura a través del color, su expresión es libre, siente y es creador!!
- Intentas aprender Nela, escuchó.
- Si, contestó, sin apenas moverse de su espacio, como si ya conociera al que la habló.
- Si, repitió, quiero liberarme como la pintura de cualquier forma académica, quiero salir del sistema sin ser vista, dejando la puerta abierta para entrar y salir de la realidad.
- Y ¿cómo lo harás?, lo sabes,
- Si, sin mantos invisibles, sino con una capa de color a plena luz del día, con otra capa de estrellas en las noches más oscuras y tupida de flores los días grises.
Avanzó Nela por el recorrido, reparó en la Ciudad árabe de Kandinsky, viajó en el exotístimo Tahitiano de Gauguin y se sentó ante El desnudo azul. Allí estaba colgado, compartiendo espacio, ajeno a las otras pinturas, ésa, era para ella, la sensibilidad de Lariónov, era ella misma a la salida de su sueño. Se había reconocido. Ahora ya estaba en pie, empezando a caminar.
Apartó su mirada de tanta belleza con dolor y algo traspuesta siguió transitando entre color y formas humanas, tomó notas, referencias, guardó imagines en su retina, y
en algún momento en su antebrazo, con trazo irregular, encontró escrito, Be in love and you will be happy...