domingo, 2 de diciembre de 2012

Trazados

En este instante,  tengo ganas de escribir.
¿El qué? no lo se, simplemente de escribir.
Sera inspiración de la música entre coros de silencio, la imagen en la pupila de la  luz de las farolas amarillas, tenues en la lejanía, aliñadas, estáticas, o el sentirse bien después de compartir vida con hombres y mujeres de carne y hueso, marca Alma.
Escribir.
Escribir, ¿de qué?
Pues escribir de escribirse a uno mismo, escribir para no olvidar como es la curva de los labios cuando expresan, el color del pelo al trasluz. El sonido del solo de una sonrisa cuando se aisla de la calurosa algarabía de las risas de todos.
Y esto que parece una fantasía es la realidad de la que venimos y de la que nos alejamos cada vez que dejamos de inventar nuevas curvas en nuestra cara.
Escribir.
Escribir sencillez, que es lo que dejan los buenos momentos.
Trazar sencillez.

1 comentario:

  1. ¡¡¡¡Genial!!!!

    Escribir de escribirse a uno mismo... de vivirse a uno mismo. De vivirse ese uno con los otros, y de los otros con uno mismo. Simplemente por eso, porque nos sentimos vivos.

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